El Evangelio según Juan es un libro de la Biblia, en el Nuevo Testamento, que narra la vida, la muerte y las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo.
Se le conoce como el Evangelio según San Juan, por supuesto, porque se reconoció desde su comienzo que el autor de este evangelio fue el propio Apóstol Juan, un hombre de Dios, quien fue primero discípulo de Juan el Bautista y que después dejo a su antiguo maestro para seguir los pasos de nuestro Señor Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios.
Al Apóstol San Juan también se le conoce como el “discípulo amado» del Señor, pues fue una de las personas más cercanas al Señor Jesucristo, y a quien el Señor escogió para revelar las profecías del fin del mundo. Estas son entonces las revelaciones que el Apóstol Juan escribió en un libro conocido hoy como Apocalipsis o Revelaciones, el último libro de la Biblia.
Continuemos entonces con la lectura de la palabra de Dios, repasando, porque no, los primeros cinco versículos del capitulo uno. Pero primero inclinemos nuestros rostros para pedir a Dios que sea Él realmente el que dirija la lectura y el estudio de su santa palabra.
Versículos 1-5:
(Repaso)
1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
En el versículo 1 se habla de dos personas: uno del Dios Padre y el otro del Verbo ¿Quién creen ustedes que es el Verbo?
El Verbo es Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre.
2 Este era en el principio con Dios.
3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella
En el versículo 4 se utilizan dos palabras claves para describir al Verbo, al Mesías. ¿Cuales son estas dos palabras claves? ¿A que se le compara a Jesús, el Cristo, para describir a su Persona?
Como analogía, se le compara al Señor Jesús con la Vida y la Luz.
¿Por qué creen ustedes que el Apóstol utiliza estas dos palabras para describir a la Persona de nuestro Señor Jesucristo? ¿Que significan estas dos frases?
Que Dios es vida, y vida es lo contrario a la muerte. Que Dios es vida y vive para siempre. Por consiguiente, aquellos que mueren en Cristo vivirán eternamente y para siempre; aquellos que mueren sin Cristo, y sin el perdón de Dios, pasaran a un estado de eterna desesperación y sufrimiento, a un estado que en la Biblia se le conoce como la “segunda muerte”.
Con respecto a la analogía de la luz, con la luz se puede ver las cosas. Cuando los hombres hacen lo bueno, lo quieren hacer en la luz, para que todos los vean. En cambio, cuando los hombres hacen algo malo, lo hacen en la oscuridad, para que no se vean las cosas malas que hacen.
Entonces todos estos versículos hablan sobre la naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo, su verdadera persona: El hecho indiscutible que Jesús es nada menos que el mismo Hijo del Dios Viviente, que preexistió desde antes de la fundación del mundo. Aquí el Apóstol Juan menciona claramente que Jesús es Dios; se le compara con la Vida y la Luz; se habla acerca de la fundación del mundo; y también de que Jesús fue definitivamente antes del Mundo.
Estos primeros versículos constituyen no solo una introducción a este Evangelio en particular, sino son también una introducción al fundamento, a la doctrina esencial del Cristianismo. Y si bien es cierto que en realidad toda la Biblia habla sobre la doctrina de verdad (incluyendo la divinidad de Jesús); en mi humilde opinión, quizás nadie lo hace mejor que el Apóstol San Juan, quien bajo una inspiración tan especial del Espíritu de Dios, escribe este Evangelio en griego (y estos versículos en particular) en un lenguaje casi poético, muy parecido a Colosenses 1: 15-20 y Filipenses 2:6-44.
Por otro lado, algunos creen que las primeras palabras del versículo 1 también pudieron haber procedido de un himno antiguo; de una canción poética que podría también haber empezado con la frase “En el Principio”, la cual es la misma frase que Moisés utiliza para marcar el comienzo de la Biblia: Génesis 1:1, “En el Principio…”.
El versículo tres denota que Cristo Jesús, como Hijo de Dios, Quien es a su vez Dios, creo todas las cosas: los cielos, la tierra, el mar, y todo lo que vemos y no vemos: “Todas las cosas por él [por Jesús] fueron hechas, y sin él [sin Jesús] nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.» (v. 3).
Este versículo refuta indudablemente la tendencia arrianita del Siglo 4; la cual era una doctrina que enseñaba que Jesús fue creado por Dios de la nada. Aunque algunos de ellos quizás profesaban públicamente que Jesús era Dios, en realidad para ellos Jesús era algo así como un “dios inferior”, un dios de “segunda categoría”, o algo parecido. Pero la Biblia nos enseña claramente que Jesús es Dios, y que es uno con Dios Padre: Un solo Dios en tres personas: Padre, Hijo, y Espíritu Santo (comparar 1 Timoteo 3:16).
El arrianismo no desapareció completamente, y en el día de hoy, iglesias tales como la llamada Iglesia de Jesucristo de los Últimos días o los Testigos de Jehová contienen todavía elementos arrianitas en sus doctrinas.
Continuemos ahora con los versículos 6, 7, 8 y 9.
Versículos 6-9: San Juan el Bautista
6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan
7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.
9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo
En el versículo 6 se habla por primera vez de un hombre llamado Juan. Se menciona que fue enviado por Dios. ¿Quien es este Juan? ¿Es el mismo Juan quien escribió este libro o evangelio?
No. Aquí en el versículo 6 se esta comenzando a hablar de Juan el Bautista, el cual es otro diferente a Juan, el que escribía este libro. Como mencione anteriormente, el autor de este evangelio, Juan el Apóstol, fue primero discípulo de Juan el Bautista, al cual abandona para seguir los pasos de nuestro Señor Jesucristo.
En el versículo 9, ¿Por qué se dice que la luz alumbra a todo el hombre? ¿Por qué es necesario que la luz alumbre al hombre?
Es necesario que la luz, la luz de Cristo, alumbre primero a todo hombre para ver y conocer quien realmente el hombre es.
Como ustedes saben, nosotros los seres humanos venimos en muchas razas, formas y colores; y tenemos la tendencia de juzgar a los demás basados en las apariencias, a lo que vemos externamente.
Sin embargo, nosotros nunca podemos ver el verdadero interior de las personas. Lo máximo que podemos tratar de hacer es aprender de cada uno sus obras pasadas, sus antecedentes históricos, para así de alguna manera poder predecir el comportamiento futuro del individuo. Pero no crean que estoy hablando necesariamente del sistema legal o jurídico de este país, sino más bien estoy hablando de nosotros mismos. Porque debemos reconocer que nosotros también muchas veces juzgamos a los demás de acuerdo a lo que sabemos de ellos, de sus obras pasadas.
Sin embargo, Dios si puede ver de verdad nuestro interior.
Entonces, quizás nosotros nunca podamos ver (a simple vista) el verdadero interior de las personas, pero Dios si puede.
Por eso, cuando el hombre sincero se arrepiente de sus pecados con todo su corazón; eso es algo que solo Dios lo puede ver. Un arrepentimiento genuino y verdadero; eso es algo que solo Dios lo sabe.
Por eso nosotros podemos hacer obras malas, obras que quizás ni los hombres nos perdonen — obras tan malas que quizás ni aun los hermanos de la iglesia nos perdonen — allí es cuando nosotros debemos de acordarnos de que Dios si nos puede perdonar. Dios si sabe lo que hay en nuestros corazones. Dios si puede alumbrar nuestro interior, y perdonarnos, y cambiarnos, y hacer de nosotros nuevas criaturas (2 Corintios 5:17).
Por otro lado, los hombres casi siempre nos van a juzgar por nuestras apariencias, por lo que ven externamente. Por ejemplo, alguien por allí puede pensar que solo porque yo soy hispano o latino, esta persona ya sabe bastante de mí. Esto se debe a que mucha gente tiene ideas preconcebidas sobre nosotros, sobre los hispanos, que somos así y o que somos asa. Y como decía hace un rato, quizás otras personas van a tratar de ver un poquito más allá de nuestras apariencias, y van a tratar de juzgarnos de acuerdo a nuestras acciones pasadas, ya sean buenas o malas. Pero solo Dios es el que puede juzgarnos por lo que realmente somos ahora. No por lo que fuimos en el pasado, sino por lo que somos ahora, en estos momentos.
Dios es el único que puede realmente iluminar nuestros corazones.
Así vemos que quizás muchos de nosotros, si hemos hecho cosas incorrectas en el pasado — y todos los hemos hecho, y realmente esto no lo digo porque estamos en la cárcel, el mensaje es el mismo dentro y fuera de la cárcel — y como decía, si hacemos algo malo (ya sea pequeño o grande pero si hacemos algo malo); si nos arrepentimos, Dios nos perdona: Dios nos puede dar su perdón.
El hombre quizás no nos perdone, los hermanos y religiosos de las iglesias quizás no nos perdonen — ¡pero Dios si lo hace! Si realmente el Señor ve en nuestros corazones arrepentimiento, Dios nos va a perdonar.
Por otro lado hay personas que aparentemente hacen siempre lo bueno, tienen títulos de trabajo impresionantes y tienen un lugar muy honroso en la sociedad. Quizás hasta donan mucho dinero a los pobres, pero si tienen de verdad el corazón limpio y arrepentido, eso es algo que solo Dios lo sabe, y a Él no le podrán engañar.
Entonces aquí se explica el papel importantísimo que jugó Juan el Bautista. Este es otro Juan. El que esta escribiendo este libro o evangelio es Juan, el discípulo y apóstol de Jesús, uno de los doce. Pero aquí estamos hablando de Juan el Bautista, el profeta que preparó el camino del Señor Jesús.
Entonces Juan el Bautista tenía una misión divina, preparar el camino del Señor, la voz que clama en el desierto, arrepentirse de sus pecados (v. 23; Isaías 40:3-5).
Que el Señor bendiga su palabra.